Abscesos

Un absceso es una acumulación de pus que delata que hay un foco de infección superficial. Si no presenta complicaciones, se puede tratar de forma casera.

Hay que tener claro que se debe buscar asistencia médica si la persona cree tener algún tipo de absceso, sobre todo si éste es doloroso o molesto, si aparece más de uno o si lo hacen con frecuencia, y si la inflamación y la cantidad de pus aumentan en vez de disminuir. No se deben tomar antibióticos si no han sido prescritos por un médico. Generalmente el médico deberá proceder a drenar el absceso de forma quirúrgica si es necesario y luego administrara antibióticos contra futuras infecciones. Generalmente amoxicilina con acido clavulanico.

Intente no tocar la parte afectada ni someterla a roces y sobre todo no tratar de exprimir el absceso. Cuando reviente espontáneamente, proceda a desinfectar el área y tápela con una grasa estéril. Los abscesos son muy contagiosos, por lo que deberá extremar la limpieza de la zona.

Remedios caseros

– Aplicar de forma alternada compresas de agua fría y caliente: comenzar remojando una compresa en agua caliente y escurrirla. Poner sobre el abscesos unos minutos. Seguidamente sumerja otra compresa en agua helada con cubitos, exprimirla y aplicarla. Alterne compresas calientes y frías dos o tres veces. Este tratamiento se puede aplicar unas tres veces al día.

– El agracejo ( también conocido como Agrazon, Garbazon, Vinagrera, Vinagreta o Berbero) da buen resultado, debido a que ataca a las bacterias y la inflamación producida por ellas. Debe prepararse una tintura, machacando 25 gramos de hojas y tallos de la planta y dejándolos macerar en alcohol unos 15 días. Una vez transcurrido este tiempo, se procede a filtrar y guardar en un frasco de vídrio. Se aplicarán unas dos gotas en la zona afectada dos veces al día.