Mascarilla de aguacate

Esta mascarilla es perfecta para lograr una piel resplandeciente y llena de luminosidad. Especialmente indicada para pieles secas y con tendencia a agrietarse.

Al llevar limón, esta mascarilla debe aplicarse de noche, no exponerse después al sol, pues saldrán manchas, y usar la mañana después un protector solar alto.

Ingredientes

1/2 aguacate maduro

3 trozos de piña fresta

1 cucharada de aceite de oliva virgen extra

1/2 limón

1/2 cucharada de miel

1/2 cucharada de vinagre de sidra

Preparación

Agregar el aguacate y los trozos de piña a una batidora. Exprimir el medio limón sobre la mezcla, que debe quedar suave, pero con textura.

Poner en un bol. Agregar el aceite de oliva y la miel y mover con ayuda de un tenedor hasta que estén bien mezclados los ingredientes.

Empapar un algodón en vinagre de sidra y limpiar con él suavemente cara y cuello, evitando la zona de ojos y labios. En este paso es normal sentir un poco de hormigueo y la aparición de algo de enrojecimiento es común. Para pieles sensibles, es mejor empapar antes el algodón en agua y luego añadirle un poco del vinagre.

Aplicar la mascarilla, evitando la zona de ojos y labios, y dejar actuar durante unos 10 minutos.

Preparar un baño de vapor, con agua hierviendo en una olla. Mientras el agua se calienta, masajear en círculos ascendentes la cara con la mascarilla, durante unos 5 minutos.

Apagar el fuego, poner la cara encima del agua, con cuidado de no quemarse, tapando con una toalla para que no se escape el vapor, y mantener tres minutos. Si tu piel es sensible, con tendencia a rotura de vasos capilares o a enrojecerse fácilmente, deberías evitar este paso.

Utiliza una toallita empapada en agua templada para retirar la mascarilla y, finalmente, aplica tu crema hidratante.

 

Mascarilla facial de plátano

OLYMPUS DIGITAL CAMERASe puede utilizar un plátano como una máscara facial totalmente natural, hecha en casa y que hidrata la piel y la deja verse y sentirse más suave.

Triture un plátano maduro de tamaño medio hasta formar una pasta suave y añádale una cuchara de aceite se semillas de uva, a continuación, aplicar suavemente en la cara y el cuello. Deje reposar durante 10 a 20 minutos, luego enjuague con agua fría.

Otra receta muy popular se basa en mezclar 1/4 de taza de yogur natural, 2 cucharadas de miel y 1 plátano mediano.

“No Poo”, nueva moda contra el champú

ducha

En los últimos años y, sobre todo, en los últimos meses empieza a coger fuerza una nueva tendencia ecológica llamada “No Poo”, es decir, “no champú”, que promueve sustituir este producto por solo agua o bicarbonato y vinagre supuestamente para conseguir un cabello con más brillos y evitar los problemas para la salud derivados del uso de productos manufacturados. Sin embargo, esta moda no alerta de los peligros que esta práctica conlleva para el cuero cabelludo y el pelo: infecciones, irritación y estropea el cabello.

«Esta es una moda alternativa más, no creo que a la larga vaya a ser muy popular, aunque sí es llamativa. El pelo produce grasa y si no se retira puede ser malo, así usar solo agua puede ser negativo sobre todo en personas con patologías en el cuero cabelludo, ya que pueden producirse infecciones», explica a Europa Press la doctora Lola Conejo-Mir, dermatóloga de Sevilla y miembro de Academia Española de Dermatología (AEDV).

El champú se ha convertido en un elemento fundamental en la higiene de la población, con un uso periódico, incluso llegando a ser diario, se ha convertido en un arma para el dermatólogo en el tratamiento de toda patología que afecte al cuero cabelludo. No obstante, admite, «en personas con pelo sano no graso y sin problemas en el cuero cabelludo» se podrían utilizar alternativas naturales, ya que «no es necesario utilizar siempre fórmulas artificiales».

“No Poo”, que viene a ser un juego de palabras, ya que en inglés champú es “shampoo” y “poo” significa caca, realmente apoya cualquier método que evite el uso de este producto: bicarbonato, vinagre, miel, aceites esenciales o el uso exclusivo de agua. Los motivos son huir de las sustancias artificiales o aditivos químicos, y así evitar los efectos negativos que creen provoca su uso; con la medida además consiguen evitar la compra de productos comerciales y supone una vuelta al uso de los recursos mínimos.

Así, determinados sectores ecológicos mantienen que al no usar champú, el pelo produciría menos grasa y, por tanto, se mantendría limpio durante más tiempo. Sin embargo, desde el punto de vista dermatológico el champú elimina la grasa producida por las glándulas sebáceas, donde quedan atrapadas las células muertas del cuero cabelludo, la suciedad, o las sustancias que nos apliquemos en él, como lacas, gominas, etc.

«Esta grasa o sebo debe eliminarse periódicamente por razones que van más allá de lo meramente estético, ya que supone una importante fuente de microorganismos que pueden favorecer las infecciones», explica.

La cantidad de grasa que produce cada persona está determinada hormonalmente y no exclusivamente por la cantidad de veces que nos lavemos el pelo. «Es por ello que al seguir este método, muchas personas no logran controlar la grasa sólo con agua y recurren al bicarbonato para eliminarla, pero el pelo no entiende de métodos: si abusamos del bicarbonato conseguiremos el mismo efecto que con el exceso de champú», indica.

Además, el bicarbonato tiene un pH más alcalino que el del cuero cabelludo, pudiendo producirnos irritación, y su uso continuado nos puede decolorar el cabello; por su parte, el vinagre es ácido con lo que se modifica más el pH del pelo provocando aún más irritación que el bicarbonato.

No obstante, admite que existen sustancias contenidas en algunos champús que pueden irritar el cuero cabelludo e incluso producir alergia, como son el alcohol, algunos conservantes -«el famoso kathon que es muy alérgico»-, o las fragancias. Estas sustancias no sólo se encuentran en el champú, sino en algunos cosméticos que se aplican en el cuerpo (cremas hidratantes, geles de baño, desodorantes, perfumes, etc.), por lo que si esta era la razón por la que aumenta el número de seguidores de esta nueva moda, la situación en la que se encuentran es más complicada.

Por lo tanto, «la recomendación es usar champú libre de alcohol, fragancias o algunos conservantes. Aunque estos productos artificiales están en prácticamente todos los cosméticos».

LA PERIODICIDAD DEL LAVADO ES «PERSONAL»

El champú más recomendable para un cuero cabelludo sano es un champú suave, los llamados neutros, que no contenga las sustancias arriba mencionadas. Si se tiene alguna patología del cuero cabelludo, como dermatitis seborreica o psoriasis, se recomienda combinar el uso de los champús de tratamiento con otros neutros, para evitar irritar excesivamente la piel.

Por otro lado, el uso de distintos champús cosméticos como los específicos para pelo rizado, liso o teñido, se pueden usar indistintamente de forma continua o alternándolos, según nuestra preferencia personal, ya que desde el punto de vista dermatológico no son diferentes, siempre que ninguno de sus componentes nos produzca problemas de irritación o alergia.

Desde la academia admiten que un lavado excesivo puede aumentar la producción de sebo, aunque no pueden afirmar lo contrario, es decir que no lavar en absoluto el cabello no va a hacer que no produzcamos nada de sebo.
Asimismo, prefieren no hacer una recomendación en cuanto al un número fijo de veces que se deben lavar el cabello a la semana, ya que «esto es muy personal», y, además, depende de la cantidad de sebo que produzca la persona. Por tanto, la máxima es que «si se ensucia frecuentemente, podemos lavarlo frecuentemente».

Una última recomendación es no fiarse de los productos que prometan cambios en el pelo que fisiológicamente son inviables, como es el caso de los célebres champús para caballos con biotina que, recuerda, «no van a hacer que el pelo sea más sano», ya que «para eso hay que alimentarlo desde el interior».

via: sabervivir.es