La menopausia favorece la osteoporosis

Los cambios hormonales en la mujer con la llegada de la menopausia, junto con otros factores de riesgo, motivan que la prevalencia de la osteoporosis sea mayor que en los hombres a partir de los 45 años, ya que afecta hasta al 70 por ciento de las mujeres en edad menopáusica.

Osteoporosis

Así lo ha alertado la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia (AEEM), que ha elaborado una serie de manuales prácticos, denominados “Menoguías”, sobre algunas de las patologías asociadas a la menopausia, como es el caso de la osteoporosis, para unificar las recomendaciones de los especialistas y mejorar la información que éstos dirigen a la mujer.

Dada su prevalencia e impacto sobre la calidad de vida de la mujer, consideran fundamental fomentar la formación e información entre los especialistas y potenciar la comunicación con las pacientes para poder detectar cuanto antes las primeras manifestaciones.

El doctor Eloy Moral Santamarina, coordinador del taller de “Menoguías” que se ha celebrado en Pontevedra, defiende que el ginecólogo «se encuentra en una situación privilegiada para detectar la enfermedad en la mujer al realizarle un seguimiento exhaustivo a lo largo de toda su vida reproductiva y durante la menopausia».

Por tanto, puede colaborar en la detección de la osteoporosis y orientar a la mujer sobre la adopción de medidas «para prevenir la enfermedad y que se deben mantener durante toda la vida».
La prevalencia de la osteoporosis en España se ha incrementado en los últimos años debido a una mayor concienciación tanto de la población general como de los profesionales sanitarios, que ha provocado el aumento de pruebas diagnósticas, principalmente densitometrías.

De hecho, se ha descubierto que la pérdida de masa ósea está acelerando su aparición y cada vez afecta a mujeres de más temprana edad, sobre todo entre los 30 y 40 años, lo que se conoce como osteopenia, y que representa la antesala de la osteoporosis.

En este sentido, el doctor insiste en la importancia de la prevención desde la adolescencia y hace hincapié en que desde la niñez se deben introducir medidas preventivas, por ejemplo mediante la práctica de ejercicio y llevando una dieta rica en calcio y vitamina D.

via: sabervivir.es

Cuatro bebidas de frutas que mejoran tu salud

zumo

Agua de coco para deportistas. Si lo tuyo es practicar ejercicio físico hasta quedar extenuado y sudar por los cuatro costados, te conviene rehidratarte con agua de coco. Chhandashri Bhattacharya y sus colegas de la Universidad de Indiana (EE UU) han estimado que esta bebida natural contiene cinco veces más potasio que el Gatorade o el Powerade, las bebidas isotónicas más populares entre los deportistas. «Cada vez que tenemos calambres en los músculos, el potasio nos ayuda a eliminarlos, por lo que el agua de coco es el líquido más adecuado para reponer los nutrientes que pierde el organismo cuando se ejercita», explica Bhattachar. Trescientos mililitros de agua de coco contienen más potasio que un plátano.

Jugo de mangostino anti-inflamatorio. Consumiendo medio litro diario de jugo de mangostino, una exótica superfruta tropical de origen indonesio, se fortalece el sistema inmune y se reduce la inflamación, sobre todo en personas obesas. De esta forma se consigue evitar el desarrollo de cardiopatías y de diabetes, según concluía un estudio californiano publicado en la revista Nutrition Journal.

Zumo de sandía anti-agujetas. “Avívate” es el expresivo nombre con el que han bautizado en la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica de Cartagena (Murcia) a un nuevo zumo funcional de sandía que reduce el dolor muscular a las 24 horas de realizar una actividad deportiva intensa. El efecto se debe a un aminoácido llamado L-citrulina, que se encuentra en cantidades ingentes en la corteza de esta fruta.

Zumo de manzana neuroprotector. El neurobiólogo Thomas B. Shea, de la Universidad de Massachusetts (EE UU), demostró hace poco que consumir dos vasos de zumo de manzana al día durante un mes reduce la producción de la proteína beta amiloide que forma las “placas seniles” en el cerebro de los enfermos de alzhéimer. Además, esta bebida aumenta la producción de un neurotransmisor esencial para la memoria y el aprendizaje: la acetilcolina.

via: muyinteresante.es

El ejercicio físico aumenta el desarrollo neuronal

bicicleta

Científicos del Instituto de Investigación Sanitaria del Clínico INCLIVA han comprobado en una investigación, a la que ha tenido acceso Europa Press, que el ejercicio físico aumenta dos sustancias implicadas en el desarrollo neuronal y que asimismo los estudiantes que realizan deporte de forma habitual obtienen mejores resultados académicos que aquellos que llevan una vida sedentaria.

En el estudio, los investigadores trataron de averiguar si más allá de la estadística había evidencias fisiológicas de que los estudiantes que realizan deporte de forma habitual obtienen mejores resultados académicos que aquellos que llevan una vida sedentaria. Para ello, analizaron a 16 adolescentes.

El estudio, publicado este mes en la revista “The Journal of Musculoskeletal and Neuronal Interactions” ha sido desarrollado por dos Grupos de Investigación de INCLIVA; el grupo del profesor José Viña, catedrático del Departamento de Fisiología de la Universitat de Valencia y el grupo de la profesora Cecilia Martínez Costa, especialista del Servicio de Pediatría del Hospital Clínico de Valencia, en colaboración con la Universidad de Rennes, en Francia.

Al respecto, el catedrático José Viña ha explicado que «contrariamente a lo que se pensaba hace unos años, no nacemos con un número determinado de neuronas que mueren conforme envejecemos, sino que también se producen durante la vida adulta».

De hecho, ha señalado que estudios recientes «confirman» que la máxima latina “mens sana in corpore sano” es «una realidad» ya que «está demostrado que el ejercicio físico ejerce una función protectora en el tejido nervioso».

Así, ha constatado que actividades como correr o caminar, ejercen una acción beneficiosa al mejorar la habilidad cognitiva, prevenir el envejecimiento cerebral, mejorar el déficit neurológico y motor causado por algunas patologías neurodegenerativas como el Parkinson o el Alzheimer. De igual modo, los estudiantes que realizan deporte de forma habitual obtienen mejores resultados académicos que aquellos que llevan una vida sedentaria.

Al respecto, la profesora Martínez Costa, pediatra del Hospital Clínico de Valencia, ha explicado que para realizar el estudio se midieron, mediante análisis de plasma, los niveles de dos proteínas, BDNF- Factor Neurotrófico Derivado del Cerebro – y la IGF-1 – Factor de Crecimiento Insulínico tipo 1-, dos sustancias que están directamente relacionadas con el crecimiento del tejido nervioso y neuronal.

ANÁLISIS A 16 ADOLESCENTES

El análisis se realizó a 16 adolescentes con edades comprendidas entre los 14 y los 16 años, divididos en dos grupos claramente diferenciados: un grupo formado por aquellos que únicamente practicaban deporte durante las clases de educación física en el colegio y otro formado por ciclistas adolescentes que entrenaban habitualmente.

La investigación demostró que los niveles de las dos proteínas relacionadas con las neuronas objeto del estudio son «muy superiores» en los adolescentes que realizan un deporte de forma habitual: un 100 por cien más de BDNF y de IGF-1 en los adolescentes deportistas que en los «sedentarios».

De este modo, la investigación ha constatado que la actividad física en niños y adolescentes «no sólo contribuye a optimizar la forma física y a promover hábitos de vida saludable, sino que probablemente también contribuye a la mejora del rendimiento intelectual». El primer autor de este estudio, Helios Pareja, señala que es la inducción de factores implicados en la plasticidad neuronal el mecanismo por el que se produce esta mejora.

via: sabervivir.es

Estar en forma favorece la buena memoria

deporte

Científicos del Instituto Nacional sobre el Envejecimiento en Bethesda, en Estados Unidos, aseguran que estar en buena forma física puede ayudar a preservar un buen funcionamiento de la memoria según los resultados de un estudio que publica el último número del “Journals of Gerontology”.

Estudios previos ya habían sugerido esta relación entre el ejercicio físico y el deterioro cognitivo en la vejez pero generalmente siempre se preguntaba a los participantes la frecuencia con que hacían deporte de jóvenes.

En esta ocasión, los investigadores analizaron una muestra de 1.400 hombres y mujeres de 19 a 94 años que habían formado parte del Estudio Longitudinal de Envejecimiento de Baltimore, a quienes se les pidió que caminaran, trotaran o corrieran en una cinta de andar hasta que comenzaran a quedarse sin aire.
Durante ese periodo, una máquina medía la cantidad de oxígeno inhalado y dióxido de carbono exhalado para calcular la cantidad máxima de oxígeno (O2) que el organismo puede absorber, transportar y consumir por unidad de tiempo determinado, indicador que se conoce como “VO2 max”.

«El “VO2 max” es la máxima cantidad de oxígeno usado por los pulmones durante un minuto de ejercicio. Generalmente, cuanto más oxígeno a sus pulmones son capaces de utilizar, más saludable se encuentran», según ha reconocido Carrington Wendell, autor de la investigación.

Los investigadores hicieron un seguimiento a cada participante durante una media de siete años después de la prueba de esfuerzo, y a lo largo del mismo todos se sometieron al menos a una prueba de memoria y concentración y la mitad acudieron a una segunda visita para completar pruebas cognitivas adicionales.

Así, observaron que aquellas personas que estaban en mejor forma física cometieron menos errores en las pruebas cognitivas. Por ejemplo, en el caso de las personas de 80 años, aquellos que estaban un punto más activos que sus contemporáneos cometieron un 25 por ciento de errores en las pruebas.

Wendell y su equipo no estaban tratando de determinar por qué el ejercicio puede ayudar a prevenir la pérdida de memoria en su estudio, pero tras los resultados apuntan que el ejercicio puede tener un efecto directo sobre las células a la hora de enviar señales al cerebro, algo que deberán confirmar en estudios posteriores.

La psiquiatra de la Universidad de California en San Francisco (UCSF) Deborah Barnes, que no participó en el estudio, ha apuntado que «hubiera sido bueno tener más medidas del “VO2 max”, y no sólo del inicio del estudio».

No obstante, y aunque reconoce la importancia de los resultados de este estudio observacional, ahora lo que queda es analizar en qué beneficia estar en forma al cerebro y, sobre todo, buscar fórmulas «para hacer que la gente salga a la calle y haga ejercicio».

via: sabervivir.es

Diez maneras de ser muy feliz (avaladas por los científicos)

La práctica totalidad de las ciencias han estudiado qué nos hace felices y qué no y las respuestas son tan variadas como investigaciones se han hecho sobre el tema. Estas son diez de las conclusiones más sólidas, a modo de consejo, a las que han llegado los expertos.

felicidad

1. Haz ejercicio. Aunque sea durante 7 minutos.

Con frecuencia pensamos que no tenemos tiempo para hacer ejercicio, pero sólo siete minutos son suficientes para hacernos un poco más felices. ¿No tenemos siete minutos que extraer de nuestro apretado horario?

El ejercicio tiene un efecto tan profundo en nuestra felicidad y en nuestro bienestar que se ha convertido en una estrategia eficaz para combatir la depresión. Así lo probaba un estudio citado en el libro de Shawn Achor The Happiness Advantage. En él tres grupos de pacientes deprimidos fueron tratados con medicación, con deporte o con una combinación de ambos. Los resultados son verdaderamente sorprendentes: todos los grupos experimentaron una mejoría. Sin embargo, fueron testados seis meses después para comprobar si se habían producido recaídas. Un 38% de los que sólo habían tomado medicación había retomado la depresión, un 31% de los que habían combinado medicación y ejercicio había recaído igualmente, y sólo un 9% de los que habían paliado su depresión con el deporte había recaído a los seis meses.

Los beneficios del deporte, sin embargo, no se limitan a las personas deprimidas. Igual que sus efectos son positivos en éstas, lo son en cualquiera que haga ejercicio y desee ser un poco más feliz a lo largo del día.

 2. Duerme más: serás menos susceptible ante las emociones negativas

Dormir es muy importante para que el cuerpo se recupere de su actividad diaria, y tiene efectos muy positivos en nuestra alegría. Así lo confirman Po Bronson y Ashley Merryman en NurtureShock, donde aluden al hecho de que los estímulos negativos se procesan en la amígdala y los positivos y los neutrales en el hipocampo. La falta de sueño afecta con mayor intensidad al hipocampo, por lo que las personas que duermen mal tienen mayor tendencia a recordar con intensidad los eventos negativos y a olvidar los positivos.

La afirmación se sustenta con un experimento realizado por Walker en el que una serie de universitarios privados de sueño debían memorizar una lista de palabras. Recordaban el 81% de las palabras negativas, como cáncer, y sólo el 31% de las palabras positivas o neutras, como sol o baloncesto.

El humor con que afrontamos las primeras horas del día puede condicionar la jornada completa, de modo que es importante descansar bien.

 3. Pasa más tiempo con los amigos y la familia

Suena tópico, pero no haber pasado el tiempo suficiente con los amigos y la familia es uno de los principales arrepentimientos que expresa la gente antes de morir. Interactuar con aquellos que nos aprecian y a los que apreciamos revierte positivamente en nuestro estado de ánimo. Así lo explica Daniel Gilbert, profesor de psicología de Harvard: «Somos felices cuando tenemos familia y somos felices cuando tenemos amigos, y casi todas las otras cosas que creemos que nos hacen felices son, en realidad, vías para tener más amigos y más familia».

En la misma línea, el estudio Terman, recogido en The Longevity Project, concluía que las relaciones con los demás son fundamentales para vivir una vida larga y feliz: «El beneficio más claro de las relaciones sociales viene de ayudar a los demás. Aquellos que ayudaban a sus amigos y sus vecinos, aconsejando y cuidando de los demás, tendían a vivir más que el resto».

 4. Sal a la calle con frecuencia

En The Happiness Advantage Shawn Achor recomienda pasar tiempo al aire libre para aumentar la alegría y el buen humor: «Reservar tiempo para estar al aire libre cuando hace buen día proporciona grandes ventajas; un estudio reveló que pasar 20 minutos en la calle cuando hace buen tiempo no sólo propicia el buen humor, sino que desencadena la reflexión y mejora la memoria».

Así, aunque sea simplemente en el descanso para comer, reserva unos minutos al día para que te dé el aire.

 5. Ayuda a los demás

Para ser felices nosotros mismos resulta imprescindible ayudar a los demás, y 100 horas al año (dos horas a la semana) parece ser el número clave de tiempo que debemos dedicar al resto. El Journal of Happiness Studies publicó una investigación que aludía al hecho de que la gente a la que se le había encargado comprar algo para otra persona experimentaba una felicidad mucho mayor que aquellos que se habían comprado algo a sí mismos.

De la misma manera que podemos invertir dinero en los demás, podemos invertir nuestro tiempo, lo que resulta ser incluso más satisfactorio y nos proporciona grandes dosis de alegría.

 6. Sonríe

No se trata de fingir, pero sonreír nos puede hacer sentir mejor. Por supuesto, es importante que la sonrisa sea el producto de cultivar pensamientos positivos, como afirma un estudio de la Michigan State University. Éste sugiere que los que trabajan de cara al público, si fuerzan una sonrisa falsa a lo largo del día su estado de ánimo empeora y terminan por dejar el trabajo. Sin embargo, aquellos que sonríen como resultado de pensar en cosas positivas mejoran su estado de ánimo y están más alegres.

 7. Planea un viaje, aunque no vayas a hacerlo

El mero hecho de planear un viaje o un descanso del trabajo puede contribuir al bienestar. Un estudio publicado en el Applied Research in Quality Life mostraba que el mayor pico de felicidad se experimentaba durante la planificación de las vacaciones, más que durante el propio viaje.

Ello está ligado al sentimiento de anticipación. Como refiere también Shawn Achor, «un estudio reveló que en la gente que pensaba que iba a ver su película favorita se elevaban los niveles de endorfina un 27%».

 8. Medita

Un equipo de investigación del Massachusetts General Hospital realizó escáneres cerebrales a 16 personas antes y después de su participación en un curso de meditación de ocho semanas. El estudio, publicado en Psychiatry Research: Neuroimaging, concluía que tras completar el curso las partes del cerebro asociadas con la compasión y la consciencia propia habían crecido, mientras que las partes relacionadas con el estrés se reducían. Además, meditar suele relajarnos y clarificar nuestra mente, lo que también contribuye a nuestra propia felicidad.

 9. Múdate cerca del trabajo

El tiempo que nos cuesta llegar al lugar del trabajo tiene un gran impacto en nuestra felicidad. Al fin y al cabo, es algo que hacemos dos veces al día, cinco días a la semana, y la gente a la que le lleva mucho tiempo desplazarse o que lo hace de manera incómoda es menos feliz. Así lo dice The Art of Manliness: «Mientras que muchas condiciones no afectan a nuestra felicidad a largo plazo porque nos acostumbramos a ellas, nunca nos acostumbramos al esfuerzo diario de ir al trabajo. A veces el tráfico es espantoso y a veces no». Así lo decía también Gilbert: «Conducir en un atasco es un tipo distinto de infierno cada día».

 10. Practica la gratitud

Estar agradecidos por las cosas que tenemos –lo que implica valorarlas en su justa medida– es muy importante para ser conscientes de nuestra felicidad y disfrutarla más. De hecho, los participantes de un experimento ligado a la gratitud debían, en primer lugar, escribir una lista de las cosas por las que estaban agradecidos, y ese simple hecho ya mejoró su estado de ánimo. Siempre de acuerdo con el refranero español, para el que «es de bien nacido ser agradecido».

via: elconfidencial.com